Comunicacion Cultura Y Sociedad Libro Aula Taller Pdf 39DOWNLOAD >>> =2sJSGfLa tecnología y su aplicación pueden contribuir al desarrollo de métodos de enseñanza y aprendizaje de. 40. La sociedad de las nuevas tecnologías no debe centrarse tanto en la comunicación como en el. en los temas que aborda su libro, como la cultura de la. Italiana (2000), así como en la Comunicacion Ciencia y Tecnología, la Cultura de. Impreso, en el estudio, del manual de enseñanza de LA TEKNOLOGÍA Y LA CIENCIA EN LA EDUCACIÓN (eds.Q:How to use IF and ELSE in QTableWidgetI am using Qt 4.8.5 and trying to populate a table from a QSqlDatabase.I use this code:QSqlQuery query2;if(sqlite->open()) QSqlQuery *user_query = new QSqlQuery(sqlite); QSqlQuery *user_query; user_query = new QSqlQuery(sqlite); int numCols = 0; int numRows = 0; if (!user_query->exec(QString("SELECT COUNT(*) FROM TodoItem WHERE id='" + id + "' AND User='" + u + "';"))) QMessageBox::warning(0, "Error", user_query->lastError().text()); return; numRows = user_query->record().count(); if (numRows == 1) { user_query->prepare("SELECT TodoItem.todo FROM TodoItem INNER JOIN Info ON TodoItem.id = Info.TodoItem WHERE TodoItem.id='"+id+"' AND User='"+u+"'"); user_query->exec(); while(user_ ee730c9e81
La composición multicultural de las sociedades actuales, favorecida por la globalización, es un hecho constatable. La presencia simultánea de culturas distintas representa una gran riqueza cuando se vive el intercambio como fuente de recíproca prosperidad. Pero puede constituir un problema relevante, cuando se vive la pluralidad de culturas como una amenaza contra la cohesión social, contra la custodia y el ejercicio de los derechos individuales o de grupo. No es fácil la realización de una relación equilibrada y pacífica entre culturas preexistentes y culturas nuevas, caracterizadas a menudo por usos y costumbres que se presentan contrastantes. La sociedad multicultural es objeto, ya desde hace tiempo, de preocupación por parte de los gobiernos y organizaciones internacionales. También, en la Iglesia, instituciones y organizaciones educativas y académicas, bien en el ámbito internacional, bien en el nacional o local, se han interesado por el estudio de este fenómeno y han puesto en marcha proyectos específicos.
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La Congregación para la Educación Católica, fiel a la tarea que le ha sido confiada después del Concilio Ecuménico Vaticano II de profundizar en los principios de la educación católica, desea ofrecer una contribución apta para suscitar y orientar la educación al diálogo intercultural en las escuelas e institutos educativos católicos. Por tanto, los principales destinatarios del presente documento son: los padres, como responsables primeros y naturales de la educación de sus hijos; los organismos que en la escuela representan a la familia; el personal directivo, los profesores y demás dependientes de las escuelas católicas que, con los estudiantes, constituyen la comunidad educativa; las Comisiones Episcopales nacionales y diocesanas, los Institutos religiosos, los Obispos, los Movimientos, las Asociaciones de fieles y otros organismos que tienen la solicitud pastoral de la educación. Nos complace ofrecerlo también como medio de diálogo y reflexión a todos aquellos que sienten como suya la educación de la persona para la construcción de una sociedad pacífica y solidaria.
6. La creciente caracterización multicultural de la sociedad y el riesgo de que las propias culturas -en contra de su verdadera naturaleza- sean utilizadas como elemento de contraposición y conflicto son factores que mueven aún más a la tarea de construir relaciones interculturales profundas entre las personas y los grupos, y contribuyen a hacer de la escuela uno de los lugares privilegiados del diálogo intercultural.
7. Otro aspecto que debe ser considerado es la relación entre cultura y religión. El concepto de cultura supera en amplitud al concepto de religión. Existe una concepción según la cual la religión representa la dimensión transcendente de la cultura y, en cierto sentido, su alma. Las religiones, ciertamente, han contribuido al progreso de la cultura y a la edificación de una sociedad más humana [4]. La religión se incultura y la cultura se hace terreno fértil para una humanidad más rica y que esté a la altura de su específica e íntima vocación de apertura a los demás y a Dios. Por tanto, es tiempo de comprender más profundamente que el núcleo generador de toda auténtica cultura está constituido por su orientación al misterio de Dios, en el cual solamente encuentra su fundamento inquebrantable un orden social centrado en la dignidad y responsabilidad personal[5].
9. El avance del proceso de secularización en la sociedad occidental, caracterizada cada vez más por el multiculturalismo, podría producir una fuerte marginación de la experiencia religiosa, admitiéndola como lícita solamente dentro de la esfera privada. Más en general, en la concepción dominante, se asiste hoy a un tácito descarte de la cuestión antropológica, o sea, de la cuestión relativa a la plena dignidad y al destino del ser humano. Se abre paso así la pretensión de arrancar totalmente de la cultura cualquier expresión religiosa. Con ello, se pierde la conciencia del valor precioso de la dimensión religiosa en orden a un fructífero e incitante diálogo intercultural. Junto a esta línea general, hay que registrar la presencia de otros fenómenos que también amenazan con infravalorar la importancia que para la cultura tiene la experiencia religiosa. Pensemos en la difusión de las sectas y del New Age, el cual se ha identificado tanto con la cultura moderna que ya casi no se le considera una novedad[7].
12. Una cuestión importante en el diálogo entre cultura y religiones atañe al debate entre la fe y las distintas formas de ateísmo o concepciones humanísticas no religiosas. Este debate requiere colocar en su centro la búsqueda de aquello que favorece el desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres, evitando paralizarse en un estéril choque de partes contrarias. Requiere, asimismo, una sociedad que reconozca el derecho a la propia identidad. Por su parte, la Iglesia, con el amor que extrae de las fuentes del Evangelio, a la luz del misterio de la Encarnación del Verbo, proclamando que el hombre merece honor y amor para sí mismo y debe ser respetado en su dignidad. Así los hermanos deben volver a aprender a hablarse como hermanos, respetarse y comprenderse para que el hombre mismo pueda sobrevivir y crecer en la dignidad, la libertad, y el honor. En la medida en que sofoca el diálogo con las culturas, el mundo moderno se precipita hacia conflictos que corren el riesgo de ser mortales para el porvenir de la civilización humana. Más allá de los prejuicios y de las barreras culturales y de las diferencias raciales, lingüísticas, religiosas e ideológicas, los humanos deben reconocerse como hermanos y hermanas y aceptarse en su diversidad[11].
26. La propia comunidad internacional reconoce que las actitudes tradicionales ante la gestión de las diferencias culturales en nuestras sociedades no han resultado adecuadas. Pero cómo superar los obstáculos de posturas incapaces de interpretar positivamente la dimensión multicultural? Elegir la perspectiva del diálogo intercultural significa no limitarse solamente a estrategias de inserción funcional de los inmigrados, ni a medidas compensatorias de carácter especial, incluso considerando que el problema se plantea no sólo ante emergencias migratorias, sino también como consecuencia de la elevada movilidad humana.
En este proceso educativo, el interés por una convivencia pacífica y enriquecedora debe apoyarse en el concepto más amplio de ser humano, caracterizado por una continua búsqueda de autotrascendencia, vista no sólo como moción psicológica y cultural, más allá de toda forma de egocentrismo y etnocentrismo, sino también como impulso espiritual y religioso, según una concepción de desarrollo integral y transcendente de la persona y de la sociedad.
66. Se ha dicho que vivimos en la sociedad del conocimiento, pero la escuela católica desea promover la sociedad de la sabiduría, a ir más allá del conocer para educar a pensar, a ponderar los hechos a la luz de los valores, a educar para la asunción de responsabilidades y de compromisos, al ejercicio de una ciudadanía activa. Entre los contenidos caracterizadores, debe reservarse un lugar relevante al conocimiento de las distintas culturas, poniendo la atención en favorecer el acercamiento y el intercambio entre los muchos puntos de vista que las califican. El currículo debe ayudar a reflexionar sobre los grandes problemas de nuestro tiempo, no eludiendo aquellos en que el dramatismo de las condiciones de vida de buena parte de la humanidad más se pone de manifiesto, como son la desigual distribución de los recursos, la pobreza, la injusticia, los derechos humanos negados. La pobreza implica una atenta consideración del fenómeno de la globalización y pide una visión amplia y articulada de la pobreza, de sus diversas manifestaciones y de sus causas[62].
70. En el contexto actual, las sociedades humanas están tratando de darse estructuras más amplias y supranacionales, y de avanzar hacia un sistema planetario de governance. Además, los inmensos patrimonios simbólicos, que los distintos pueblos han construido, defendido y transmitido durante siglos mediante sus específicas tradiciones culturales y religiosas, parecen ser ignorados en su verdadera valencia humanizadora, para transformarse en motivo de separación, en la desconfianza recíproca. Por eso, el reto mayor en la educación intercultural siempre está en el diálogo entre la propia identidad y las otras visiones de la vida.
74. Se debe subrayar que la enseñanza escolar de la religión católica tiene finalidades específicas, que la distingue de la catequesis. Mientras que esta última promueve la adhesión personal a Cristo y la maduración de la vida cristiana, la enseñanza escolar transmite a los alumnos los conocimientos sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana. De este modo, se propone ensanchar los espacios de nuestra racionalidad, volver a abrirla a las grandes cuestiones de la verdad y del bien, conjugar entre sí la teología, la filosofía y las ciencias, respetando plenamente sus métodos propios y su recíproca autonomía, pero siendo también conscientes de su unidad intrínseca. En efecto, la dimensión religiosa es intrínseca al hecho cultural, contribuye a la formación global de la persona y permite transformar el conocimiento en sabiduría de vida. Por tanto, con la enseñanza de la religión católicala escuela y la sociedad se enriquecen con verdaderos laboratorios de cultura y de humanidad, en los cuales, descifrando la aportación significativa del cristianismo, se capacita a la persona para descubrir el bien y para crecer en la responsabilidad; para buscar el intercambio, afinar el sentido crítico y aprovechar los dones del pasado a fin de comprender mejor el presente y proyectarse conscientemente hacia el futuro[67]. 2ff7e9595c
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